¿Cómo te explico lo que no se entiende?
¿Cómo te cuento la historia si aún está
tan presente?
— Má, no te preocupes, en la escuela nos
contaron lo que pasó en la “otra época”— me dijiste mientras caminábamos al
lado de las siluetas que te dieron tanto miedo buscando la entrada a esa
ciudad-infierno.
La “otra época”… yo tenía tu edad cuando
empezó y crecí con bandas militares, uniformes, desfiles, tanques, aviones;
rodeada de secretos, Raybans y bigotes.
Soy parte de una generación
definitivamente dañada.
Aprendí a hablar despacio, a no tocar, a
andar con cuidado.
Vos en cambio vivís a todo volumen; tocás
con los ojos y mirás con las manos.
Yo me paralizo ante los lienzos
fantasmas.
Vos los exorcizás a saltitos, rimas y
carcajadas.
Los años pasaron, pasan y yo todavía siento
el dolor que no viví, huyo de la agonía que no sentí.
Y así ando…
Con el callar acostumbrado.
Con el silencio roto en destellos y a
dentelladas.
Con las ausencias presentes, ahora y
siempre
Con el miedo guardado, por ahora y… ¿para
siempre?
De lo que les enseñemos depende.
En lo que aprendan confiamos.
O tal vez…
De lo que aprendan dependemos.
En lo que les enseñemos, ¿confiamos?
Texto
y Fotografía: Laura Ramírez Vides
Texto
incluido en el Libro Vivo realizado por las editoriales )el asunto(, La CRIA
y Milena Caserola, en el marco de la muestra "Espejos, el camino incierto
al país de las maravillas" en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo
Conti. Invierno del 2012.
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