miércoles, 10 de febrero de 2010

Omnipresencia


Estoy soñando. Sé que estoy soñando y me veo en el sueño. No es una sensación agradable porque no logro entregarme al sueño. Lo veo, a la vez que lo vivo y lo analizo.

Hace tiempo que no soñaba o no recordaba el haberlo hecho. Este parece un compilado de pesadillas clásicas. Me corren, trato de correr pero estoy siempre en el mismo lugar, están por atraparme… en un sueño normal me despertaría por el miedo pero como lo estoy viendo… nadie llega; simplemente empiezo a caer, siento el vacío, grito tan largo como es imposible que lo haga en realidad (no tengo tanto aire) debería despertarme antes de impactar pero vuelvo a cambiar la escenografía. Estoy en una casa conocida que en realidad no es ninguna que haya tenido o visitado pero la sensación es de familiaridad. La disposición de las habitaciones es un sinsentido laberíntico donde me cruzo con gente; reconozco a algunas personas, a otros no, aunque a todos los siento cercanos.

La que sueña, siente; yo, la miro y pienso. Es agotador, casi aburrido.

Sigo caminando. Llego a una habitación vacía donde está mi papá vestido de blanco (jamás lo vi vestido de blanco al Negro), está sentado con la silla al revés, apoyando sus antebrazos en el respaldo (esa sí era su forma típica de estar), me sonríe, me saluda. ¡Qué sensación maravillosa! Quiero hablarle y no puedo (sigo con todos los clichés oníricos). Desaparece y quedo sola. Es momento de despertar, pienso, no estoy descansando y mañana me espera un día muy activo.

Nada pasa.

Se me corta la respiración en medio de un suspiro. Siento que mi corazón se para. Él la está mirando fijo. Me está mirando fijo. Su cara es en realidad amorfa pero tan conocida. Es él. ¿Quién? Mi corazón retoma sus latidos a un ritmo frenético. Estoy agitada. Tengo miedo. Tiemblo, transpiro frío.

La toma del cuello. Me mira, feo.

La ahorca. Me ahogo.

No logro despertar.

Veo que la está matando. Siento que me estoy muriendo.

Lo que más bronca me da es saber que a mi marido lo consolarán diciendo: “Se fue tranquila; se fue durmiendo”.

¡Mierda!


Texto: Laura Ramírez Vides
Arte gráfico: Fernando Rodriguez Vilela, técnica mixta.
http://www.lordgaita.com.ar/



.

3 comentarios:

  1. Està muy bien contado, pero te aseguro que nunca vì temor, horror o desconcierto en el semblante de las personas en el momento que mueren. Como reza el final del texto, se suelen ir tranquilos y en paz ;)

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  3. O tal vez eso sea lo que nosotros creemos o necesitamos creer... ya llegará el momento de averiguarlo, no?

    ResponderEliminar