La conocí de chica, una tarde en el campo vino montada en
una tormenta de verano.
Siendo aún niña volvió a visitarnos, con un disfraz largo y
penoso.
Elegía prolijamente a mis preferidos y sin más, me los
robaba.
De adolescente se instaló en casa, convivimos un tiempo y
aprendí a odiarla. Esta vez se la agarró con quien más quería. Era demasiado.
La eché, la putié, la maldije y ella
pacientemente me devolvió una a una mi agresiones; amagando venir pero yéndose, haciendo
incursiones totalmente inesperadas, mostrando su lado más cruel, pegando donde
más duele.
Dejé de odiarla supongo cuando olvidé temerle.
Aprendí a que estuviera cerca, siempre cerca, merodeando en los arrabales de mi
vida.
Pero este año volvió para
instalarse, de nuevo elige a un preferido.
La Parca anda rondando y yo soy tristeza.
Toda tristeza.
Texto:
Laura Ramírez Vides
Fotografía:
Carlos Brigo
Me gusta. Sé que la Parca no te ha tratado bien con los seres queridos y, sin embargo, vos le jugás en los arrabales a un "cabeza" solitario, imperturbable y personal.
ResponderEliminarBuen texto, más allá de mis emociones.
Fabián.