Todos de a poco lo iban logrando, ella no; se
cerraba, no entendía las explicaciones más básicas y simples, gritaba o lloraba
en cada intento.
Dijeron que era un tema de maduración, que cada uno
tenía su tiempo, que solo había que tener paciencia.
Un día se largó; el proceso no fue paulatino sino
que al dar el primer paso cada idea, noción, conocimiento que flotaba a su
alrededor tomó su lugar exacto y así la magia ocurrió.
A los 6 años, 6 meses y seis días mi hija se largó a
leer y escribir.
Es libre.
Texto:
Laura Ramírez Vides
Arte
gráfico: Lau Rosendo Ilustraciones - Educación. ilustracionlaurosendo.blogspot.com.ar
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