Huir del
dolor.
Escapar sin saber adónde.
El túnel está
claramente demarcado aunque el camino sea incierto.
El miedo me
atraviesa, profundo.
Las lágrimas se amontonan, se embotellan y me ahogan.
De a ratos ruedan suavemente, estallan y se escapan.
Parecen no acabarse nunca.
Cada una
lleva una porción de sufrimiento fuera de mi cuerpo.
Cada una hace
lugar para que lo roto en mi se enmiende.
Quiero
curarme a lágrima pura; por ahora solo logro remendarme.
Texto
y fotografía: Laura Ramírez Vides
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