Anoche nos encontramos en la puerta de tu casa delante del viejo portón de entrada.
Pensé: no estás tan mal como me dijeron ni como imaginé. ¡Tenés pelo y canoso! No estás gordo ni flaco, se te ve bien… aunque con una tonalidad extraña que empaña tu cara.
Me regalaste una mirada dulcemente triste o tristemente dulce; no sé.
Me diste un gran y cariñoso abrazo.
Me desperté con tu sonrisa mirándome.
Texto: Laura Ramírez Vides
Fotografía: María Soledad Ramírez, tomada en la Posta El Triunfo en 2011. http://www.postaeltriunfo.com.ar/posta.htm
Me encantó! Breve, conciso, me pasó una vida de emociones, sensaciones, y recuerdos, del futuro.
ResponderEliminarGabriela Asteinza
Gracias Gabriela!
ResponderEliminarUno se la pasa imaginando reencuentros, será dedios?
ResponderEliminarsí, pero este estuvo bueno, es alguien que quiero mucho, vive lejos y está negociando con un cáncer fulero.
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